De niña me he asombrado con las historias de las misiones mundiales.
En nuestro cuarto de oración hay diversos mapas, libros, folletos y cartas para rogar por cada persona, aun algunos que no conocemos.
Mi maestra de Educación Cristiana tenía un gran libro con un grueso anillado de color verde y cada vez que llegaba a la clase lo dejaba sobre la mesa. Todos sabíamos que ese día contaría una historia de algún país lejano y que de ese viaje volveríamos convertidos en otros y otras, lleno el ánimo de compasión.
Recuerdo ese día particular cuando -como siempre- dejó el libro sobre la mesa y nos dio una trenza de lana que adherimos a nuestro cabello. Con una cartulina hicimos un cono de papel y vestidos a la usanza china nos dispusimos a viajar como lo hizo Hudson Taylor, un hombre extraordinario, que renunció a la cultura inglesa para vestirse, comer, pensar y sentir como chino, llegando a decir:
"En todo lo que no sea pecado, seré chino".
"Si yo tuviera mil vidas más, las daría todas a China."
2 comentarios:
Preciosas historias estas de las misiones. Acabo de leer otra hermosisima en en http://historias-del-metro.blogspot.com/ - lo mas hermoso que vi nunca
Ojo, excelente profesora por eso esa historia son inolvidables, hasta la vestimenta para la ocasión
Feliz domingo
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