Dicen que los cambios de hábitos se logran de 21 a 40 días de práctica.
He abandonado el televisor, ahí está el pobre, esperanzado que una mano lo toque y lo haga resplandecer. Porque esa es la finalidad de su vida.
Pero nadie se le acerca. Indiferentes a su encanto, los habitantes de la casa lo miran y van a sus labores, ¡hay tanta vida allá afuera! que no hay tiempo para la ficción.
Tantos necesitados.
Una amiga espera por una buena conversa en torno a la mesa de café y galletitas.
Una fila en el Banco para cancelar las cuentas.
Un libro, siempre, siempre hay un libro esperando en mi caballito de noche (eso es mi mesa de id).
Una música en el mp3, un sonido sagrado que te envuelve.
Esta página pendiente.
El desmalezado del jardín, la poda de las rosas.
Los tulipanes en toda su belleza.
La oficina. En fin.
El televisor tendrá que armarse de paciencia, por 40 días, como mínimo.<
Después de eso, veremos.
3 comentarios:
Hace mucho que lo cambié por el PC...para bvien y para mal, porque esto agarra y suelta poco.
Un beso y qué bueno que has posteado.
40 días sin tele
¡Todo un desafío!
Recuerdo que los antiguos pastores bautistas de algunas décadas atrás tenían prohibido que los fieles tengan televisores en sus casas.
Bien está el dicho sobre la TV: "Chupete electronico"
¡Qué maravilla! Te felicito por esta decisión. Yo siempre he preferido los libros a la tele. De hecho, si acaso llego a ver tele, es una hora a la semana, y eso, un programa que realmente me guste.
Gracias por visitar mi blog. Tú también escribes muy bien. ¡Saludos desde México!
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