30.10.07

Cartas (IV)

Un amor que no necesite regreso
(Roberto Juarroz).





¿Todavía nos recuerdas?
¿Hay una sombra de alegría sobreviviendo a la desolación de la despedida?
¿Todavía guardas las palabras que dijimos antes que el avión enfilara hacia la oscuridad?
No quería escribirte, pero con frecuencia se es infiel a sí misma. No quería que la nostalgia volviera a arruinar el maquillaje, pero ya ves, tropezamos con la misma piedra.

Inevitable, no dejamos de pronunciar tu nombre.

Inevitable, no dejamos de recorrer las inciertas veredas y volvemos a recitar las mismas palabras. Palabras de poetas que aprendimos de memoria, cargadas de sentido.
Las mismas canciones como la misma primavera que ha regresado con su regalo de perfumes, las rosas en los jardines del barrio, la rosa morada que dio placer a tus ojos, la música que bailaba en tus pies, la mirada desesperada cuando alzaste la mano y supiste que jamás regresarías. Todo forma un caleidoscopio de colores cuando escribo esta última carta.

Después de hoy prometo dejarte libre, prometo que no se leerá tu nombre en mi libreta de apuntes, ni en las servilletas de los restaurantes ni en cartas que no te envío.
La libertad a veces provoca desasosiego, pero no hay otra manera de vivir y es la única forma de amar que conozco.

3 comentarios:

alida dijo...

Una carta con mucha nostalgia, hermosa es llena de promesas
Abrazos

AleMamá dijo...

Linda carta y dices tantas verdades, sobre todo lo de la espada de doble filo que es la libertad.
Te echaba de menos, Toyita, ahora que arregle el link a tu sitio.
Un beso grande

ojo humano dijo...

En general las cartas tienen una cierta nostalgia.
Ya regresé del Norte, las visito luego.
Un besote.

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