Llueve sobre Santiago.
Debajo de oscuros paraguas los hombres y mujeres caminan a sus trabajos. El cielo abre sobre la ciudad sus puertas y deja caer la bendición.
Habrá trigo en las sementeras,
habrá fruta en los árboles,
habrá alimento sobre nuestra mesa.
Recuerdo aquellas palabras del apóstol Pablo, siempre atinado él.
"En épocas pasadas, Dios permitió que las naciones anduvieran según sus propios caminos, aunque nunca los dejó sin revelarse a sí mismo de alguna manera, procurándonos cosas tan beneficiosas como las lluvias que vienen del cielo, las ricas cosechas, la comida para nuestro sustento y la alegría que nos llena el corazón."
(la foto es de hoy al amanecer, raul maldonado para emol.com)
31.5.07
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1 comentario:
Te echo de menos. Hoy te estoy enlazando en mi blog.
Un beso, Toyita :)
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