8.2.07

Neguijón.

Me pilló el "neguijón", ese horrible gusano que en el siglo XVI devastaba la imaginería con sus terrores y sufrimientos.
No es para menos.
Tú entras a la moderna sala, aséptica, olorosa a limpio y la flamante secretaria te va interrogando con toda impudicia como si fueras rea de algo. Qué cuántas veces te lavas los dientes, que si comes dulces, que si has visitado otro galeno, que si usas "prótesis", en fin. Luego te hace pasar a otra sala que pareciera sacada de "Old boy", donde unas manos enguantadas empiezan a hurgar dentro de tu boca.
Luego la hipodérmica.
Ahí casi me desmayo.
Y es extraño que en ese momento de oscuros presentimientos, recordara algunas líneas de la impresionante novela del escritor peruano Iwasaki, donde relata las peripecias de un sacamuelas que huye de la Inquisición.
"Gregorio de Utrilla dejó de sacudir la pesada campana, pues para arrancar muelas era preciso tener pulso firme y no quería fatigar demasiado su brazo. Hacía una semana le había temblado la mano en las minas de Huancavelica y destrozó la muela del corregidor antes de sacarla de la mandíbula. Si aquel hombre no se hubiera desmayado, jamás habría soportado la dolorosa búsqueda de los raigones y las raíces con el descarnador. Utrilla repasó de reojo la expresión demudada de los rostros que comenzaron a rodearle y adivinó quiénes criaban flemones, apostemas y neguijones. "Mi reino por un gusano", pensó, y arreó la campana poseído de mística furia."

Quizás uno de los grandes pánicos de la humanidad sea quedarse sin dientes (o que te vean sin ellos). Por esa razón aceptamos someternos a cualquier tortura, en especial ésta, la que he sufrido en estos días, con ese típico zumbido de la máquina taladrando dentro de la boca vaya a saber una qué neguijones se están muriendo.
Lo cierto es que después de ese suplicio, mis dientes serán mejor atendidos por la que aquí escribe, dedicaré más tiempo al cepillado con algún buen dentífrico, de lo contrario sería bien necia ¿no?
Aparte de la barbaridad que hay que pagar, no hay presupuesto que lo soporte.

(Y para liberarme de este trauma, me permito esta buena foto de reuters.)

1 comentario:

AleMamá dijo...

Cada uno con sus terrores. Creo que para mí es peor que me vean con raíces en el pelo que ir al dentista, jejeje
Aguanto lo que más puedo con tal de que no me pinchen y me concentro rezando y ofreciendo el dolor de estar ahí amarada con una boquilla para la saliva y con dos cancerberos al lado (el dentista y su ayudante). Pocas veces pido anestesia, pero sí "agüita" pues los trozos de cosas orgánicas y de los otros me cargan dando vueltas en mi boca.

Hacía tiempo que no venía, pero tú has estado esquiva también. Saludos, querida Toyita.

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